A pesar del desarrollo óseo genéticamente determinado, el tamaño de los maxilares puede ser insuficiente para que todos los dientes se coloquen adecuadamente. Esto se produce cuando no ha habido unos estímulos madurativos apropiados (Epigenética):
– al nacer, la lactancia natural, que va a estimular el desarrollo principalmente de la mandíbula, además del beneficio inmunitario y afectivo
– la respiración nasal, que ayudará al desarrollo de las fosas nasales y los huesos maxilares, además de su efecto de filtro del aire inspirado.
– la masticación, factor muy importante, por su repercusión y duración en el tiempo, ya que va a estar modelando la boca a lo largo de toda la vida. Por ello, la correcta masticación, es decir, cuando se realiza de manera fácil y equilibrada por ambos lados, será el estímulo que permitirá el desarrollo óseo necesario.
El aparato masticatorio es un órgano en constante evolución y cambio madurativo, por ello, alcanzar la forma y colocación de dientes y maxilares que facilite la función adecuada, permitirá el desarrollo necesario no solo de la boca, sino también facial o incluso, postural.
La Función hace la forma y la Forma da la función
-Claude Bernard Cali