El uso de prótesis dentales requiere de un periodo de adaptación, que variará de una persona a otra. Tanto las encías, como la lengua y los músculos faciales deben adaptarse a esta nueva situación. Es frecuente que aumente el flujo de saliva o aparecer algún punto de inflamación donde la prótesis contacta con la encía.

Los primeros días, al menos, es mejor no dormir con la prótesis en boca, para permitir una adaptación más suave de la mucosa bucal. Si aparece algún roce es mejor quitar inicialmente la prótesis para comer (para que esa pequeña herida no empeore), descansar a ratos de ella, enjuagarse con agua con sal, y si no cede o aumenta, acudir a consulta.

Hay que tener cuidado con las bebidas calientes, puesto que la sensibilidad a la temperatura va a cambiar al tener la prótesis. También es normal que se noten restos bajo la prótesis después de las comidas, puesto que la prótesis va superpuesta y no adherida a la mucosa. Inicialmente es mejor ingerir alimentos blandos (pescado, huevos, carne picada, verduras cocidas,…) y cortar la comida en pequeños trozos. Masticar despacio y con ambos lados de la boca a la vez. Algunos sonidos pueden ser difíciles de pronunciar o la voz puede sonar diferente al principio, es normal hasta que la lengua se adapte. Algo que ayudará es leer en voz alta, practicar lo sonidos de la “s” y la “t”, y frente al espejo repetir las palabras difíciles.

Una prótesis dental cuidada y revisada periódicamente al menos una vez al año puede durar mucho tiempo en boca.Para el cuidado y limpieza de las prótesis dentales es aconsejable cepillarla, después de cada comida, del mismo modo que se hace con los dientes restantes. No es necesario utilizar pasta dental alguna, sino que es suficiente con el cepillo enjuagado, después de haber cepillado los dientes, insistiendo sobre todo en las zonas de contacto con los dientes, ganchos, etc. Siguiendo estas pautas, la vida de los portadores de prótesis no tiene por qué verse alterada, el período de adaptación se supera pronto.